El economista Antonio Saravia considerado como el "Milei boliviano". Al lado el líder del partido la Libertad Avanza. Credit: Gabriel Chuquimia / Bloooz Media

Javier Milei, el economista libertario argentino, se ha convertido en un fenómeno político en los últimos años. Su discurso contra el Estado y el gasto público ha resonado con un sector creciente de la población argentina y países de Latinoamérica. En las elecciones de 2023 se convirtió en el candidato más votado en las primarias abiertas, simultáneas y obligatorias (PASO). Sin embargo, trasladar un fenómeno similar a Bolivia plantea múltiples desafíos que hacen cuestionar la viabilidad de un “Milei” boliviano.

Argentina es un país adelantado social y económicamente, las ideas de Javier Milei sobre una nación próspera y económicamente libre son ideas que penetran fácilmente en una nación donde se tiene ese potencial. Sin embargo, en Bolivia son pocas las regiones que tienen una visión distinta y la región que por mayoría tiene una visión de un país próspero, es Santa Cruz de la Sierra actualmente y otros pequeños sectores de la región.

Para entender mejor la posibilidad de un Milei en Bolivia es importante entender algunos puntos que detallaremos a continuación:

Diversidad cultural y contexto histórico

Bolivia es una nación caracterizada por su diversidad cultural y su historia de conflictos socioeconómicos. La introducción de una figura como Milei podría no encontrar el mismo terreno fértil que en Argentina. Las complejidades étnicas y económicas del país exigen una comprensión profunda y sensible de las dinámicas locales.

Desde el gobierno de Víctor Paz Estenssoro en el año de 1952, la sociedad boliviana en su mayoría se ha volcado a la idea de un estado proteccionista, durante su primer gobierno (1952-1956), Estenssoro inició la Revolución Nacional con cuatro medidas fundamentales: la reforma agraria, el voto universal, la nacionalización de las principales empresas mineras y la reforma educativa. Lo que si bien en su momento fueron medidas que cambiaron la sociedad boliviana, hoy en día ya no son premisas importantes y a pesar de ello las ideas de un “estado protector” se mantienen vigentes tras más de 70 años.

La banalización del liberalismo en Bolivia

En Bolivia la palabra “neoliberal” se le atribuye a personajes políticos nefastos que poco o nada representaban las verdaderas ideas del liberalismo. El liberalismo es una ideología política, económica y social que defiende la libertad individual, la igualdad ante la ley y la limitación del poder del Estado.

La mezcolanza de partidos de centroizquierda y centroderecha con coaliciones para ganar elecciones en los años noventa, han marcado y derivado problemas económicos y sociales que han permitido que partidos de el ala socialista acusen de “neoliberales”, demonizando como “vende patrias” u otros adjetivos peyorativos a personas que forman parte de la “oposición”.

Por lo tanto, el término “neoliberal” hace que los liberales también sean considerados de la misma canasta de los socialdemócratas, lo cual por el momento no es un punto a favor para un Milei boliviano que se perfilaría a ser presidente de Bolivia.

Los sindicatos y organizaciones son un problema

El liberalismo defiende la libertad de asociación, lo que incluye el derecho de los trabajadores a organizarse en sindicatos. Sin embargo, es importante tener en cuenta que el liberalismo defiende un sindicalismo laboral que busque la organización de aquellos trabajadores que quieran formar parte de ese sindicato de forma voluntaria, que esté financiado con las aportaciones de sus afiliados y no con ayuda estatal, y que no busque la confrontación estructural ni el uso de la violencia como medio para llegar a su fin.

Si bien un amplio sector de la nación pretendiese aplicar las ideas del liberalismo en el país, hay otro gran sector secuestrado por sindicatos y organizaciones que se atribuyen la opinión de la población para frenar los procesos de mejora en el país. Más allá de un problema económico o social, la gente termina siendo intimidada por estos sectores que utilizan la violencia para imponer sus ideas y decidir en nombre de las ciudades, distritos, etc.

Las ideas de un Milei boliviano frente a la posición de los sindicatos y sus dirigentes sería un desafío, puesto que los sindicatos no muestran un interés por competir en el mercado y ven al empresario o al emprendedor como una mina de oro donde se le puede saquear recursos a favor del “trabajador”. O este siempre busca estar amparado con la protección del estado, es decir, que los sindicatos en Bolivia salen de la tangente y no son o no representan el valor de un sindicato como tal.

Los medios de comunicación bolivianos y su poco espacio a debates

En sus inicios dentro de la televisión Javier Milei tuvo encuentros y debates con múltiples políticos y analistas, donde mostraba su intelecto y argumentos, esto debido a que dentro de la televisión argentina los programas y espacios para debatir son mucho más abiertos.

En Bolivia la “farándula política” y la farándula de personajes poco simpáticos de redes sociales son una constante, no existen programas de debate y si los hay, que son poquísimos, los contrincantes terminan incurriendo en falacias que al final no propagan ideas, sino muestran argumentos paupérrimos que no tienen ningún aporte en la política nacional.

Por otro parte, los periodistas “opositores” tienen un discurso antigobierno pero promueven y mantienen aún la idea de un “estado proteccionista” donde sólo buscan un cambio del presidente o el partido político en turno, pero que el resto se mantenga de la misma forma.

Por lo tanto, un Milei boliviano no tendría esa misma exposición como lo tiene Javier Milei en Argentina para divulgar sus ideas, la televisión abierta boliviana, las radios y prensa mantienen su posición de mantener partidos socialdemócratas, ya sea por pauta o convicción.

Enfrentando los obstáculos

Si un “Milei” boliviano aspirase a triunfar en el escenario político, debería considerar los siguientes aspectos:

  1. Adaptación al contexto: Un enfoque radical podría ser contraproducente. La propuesta económica y social debe ser presentada en un contexto más amplio que incluya todos los problemas políticos y económicos.
  2. Inclusión y escucha: Entender las necesidades y demandas de los diferentes grupos de la sociedad boliviana es crucial. La participación activa y la empatía pueden generar un apoyo más amplio.
  3. Construcción de coaliciones: La política boliviana se caracteriza por su fragmentación. La construcción de alianzas estratégicas con diversos sectores permitiría una mayor aceptación y viabilidad política. Obviamente excluyendo personajes representativos de la socialdemocracia boliviana que harían imposible aplicar las ideas del liberalismo.
  4. Comunicación efectiva: El discurso debe ser inclusivo y cuidadoso, evitando polarización innecesaria y buscando puntos en común.
  5. Enfoque pragmático: La aplicación de políticas económicas debe ser realista y debe considerar las circunstancias particulares de Bolivia.

Antonio Saravia, el “Milei boliviano”

Antonio Saravia es un economista boliviano que enseña en la Universidad estadounidense de Mercer University y se le considera como el “Milei boliviano” por su afinidad con las ideas del economista argentino Javier Milei. Saravia es una figura visible del liberalismo boliviano y coincide con Milei en todo, considerando aplicable a Bolivia todo lo que el líder de La Libertad Avanza propone para Argentina. En mi opinión, es interesante ver cómo las ideas de Milei están teniendo un impacto en otros países de la región y figuras como Saravia están llevando estas ideas a un público más amplio.

Saravia tiene un panorama mucho más amplio y acertado sobre las ideas de la libertad, a diferencia de la “oposición boliviana” que tiene discursos similares al socialismo, sólo con otra bandera. Antonio Saravia podría ser una gran propuesta dentro de el ámbito político y económico, ya que no tiene percepciones sesgadas de la política nacional.

Para terminar, una figura de un “Milei” boliviano podría enfrentar obstáculos considerables debido a las diferencias en historia, contexto socioeconómico y diversidad cultural. Sin embargo, si se abordan estos desafíos con sensibilidad y pragmatismo, podría ser posible presentar alternativas económicas viables y enriquecer el debate político.

En mi opinión, abrir los surcos para una alternativa liberal en Bolivia es posible, pero es importante considerar abrir los espacios de debate sin sesgos regionales o de otra índole que no aporta y sólo polariza el país.

– Gabriel Chuquimia, es comunicador social.