El presidente peronista y su vice se dejaron de hablar hace semanas. Los principales dirigentes de la oposición de centro-derecha están enfrentados. La crisis económica aprieta y ante la errática política tradicional, el libertario y provocador Javier Milei capitaliza el descontento en Argentina.
La deuda por 45.000 millones de dólares que contrajo el exmandatario de derecha Mauricio Macri, el nuevo acuerdo con el Fondo Monetario Internacional que suscribió el presidente de centro-izquierda Alberto Fernández para refinanciarla, la disciplina fiscal y la inflación alimentan las disputas internas en los dos grandes bloques políticos.
Y aunque falta más de un año para la elección presidencial y ni siquiera cuenta con una estructura partidista nacional, Milei sube en las encuestas con ataques a «la casta» política y una oferta que en Argentina hoy representa la máxima fantasía: volver a dolarizar la economía.
«Otro el responsable»
«La pelea dentro del oficialismo es real y es fuerte. No es un simulacro, no es de corto plazo. No hay solamente un desacuerdo personal, sino que también el presidente comprendió que debe hacer valer su rol institucional», comentó a la AFP el analista político Carlos Fara, en referencia al duro choque de Alberto Fernández con su vicepresidenta Cristina Kirchner.
Kirchner, quien gobernó de 2007 a 2015, fue la artífice de la candidatura de Fernández, pero cada día aumentan los reproches a su gestión, expresados ya sea a través de metáforas e insinuaciones, o con frases contundentes de sus más cercanos.
«Hay una diferencia conceptual importante entre los dos. Además fueron ambiguos cuando hicieron su acuerdo electoral», señaló Fara para explicar cómo llegaron al desencanto mutuo.
El conflicto se da en medio de una muy alta inflación (proyectada en más de 60% para 2022), considerada por los argentinos como su mayor problema, según la más reciente encuesta de satisfacción política y opinión pública que elabora la Universidad de San Andrés.
Según un sondeo de Ricardo Rouvier de abril, Kirchner tiene una intención de voto de 35,9% para las presidenciales de 2023, y Fernández de 33,8%.
«La apuesta del presidente es por una recuperación económica. Si baja la inflación, dirá que era necesario tener un poco de paciencia. Pero si no es así, Cristina Kirchner reclamará que tenía razón cuando pedía cambios», dijo Fara.
Pero para Francisco Galán, un estudiante de 17 años seguidor de Milei, la polémica entre presidente y vicepresidenta «es solo una estrategia de Cristina (Kirchner) para apartarse de los problemas. Siempre otro es responsable de los problemas: los capitalistas, la pandemia, la guerra …».
Cantar victoria
La coalición oficialista Frente de Todos perdió en las legislativas del año pasado la mayoría que tenía en el Senado, en un desgaste que ocurrió más rápido de lo esperado y que aprovecharon tanto los opositores de Juntos por el Cambio, de Macri, como el nuevo movimiento de derecha radical de Milei.
Pero para Juntos por el Cambio, ese avance se ha convertido en un problema, con varios de sus principales dirigentes, entre ellos Macri (con una intención de voto de 33,3%) y el alcalde de Buenos Aires Horacio Rodríguez Larreta (44,7%), lanzados en una carrera por la candidatura presidencial para las elecciones de octubre de 2023.
«El triunfo del año pasado aceleró el ansia por el poder. Los debates pendientes, especialmente las conclusiones sobre el gobierno de Macri, no los habían dado debido a la pandemia y ahora terminan aflorando en público y de la peor manera», consideró Fara.
Mientras tanto, Milei multiplica sus actos llamativos, sea para rifar su salario de diputado o para presentar «El camino del libertario» en la Feria del Libro de Buenos Aires, donde cientos de jóvenes hicieron fila por más de dos horas para obtener su firma.
La socióloga Sol Montero, de la Universidad Nacional San Martín, refiere que Milei capta sus simpatías especialmente entre los jóvenes menores de 30 años, que no se sienten representados por políticos tradicionales que no los tomaron en cuenta durante la pandemia.
«Milei capitaliza un estado de ánimo de indignación permanente. Son jóvenes que todo lo que han vivido ha sido malo y se preguntan de qué sirve votar a Kirchner o a Macri. Los perciben como millonarios que ya gobernaron y no resolvieron nada».
En la encuesta de Rouvier, Milei obtiene una intención de voto de 37,7%.
Celso Silva, un enfermero de 25 años que consiguió la firma del libertario, asegura que lo admira, aunque antes le «llamó la atención Macri. Pero cuando nos empezó a endeudar, ahí dije ‘nunca más'».
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