(Jae C. Hong / Associated Press) San Diego Union Tribune

La localidad estadounidense de Uvalde, en el sureño estado de Texas, veló el miércoles a una de las dos maestras asesinadas la semana pasada en una masacre en una escuela primaria, junto con su esposo, quien murió días después del ataque dejando huérfanos a sus cuatro hijos.

Irma Linda García, de 48 años, fue asesinada por Salvador Ramos, un joven de 18 años que ingresó con un rifle semiautomático a la primaria Robb Elementary el 24 de mayo, desatando una matanza que acabó además con la vida de otra maestra y 19 niños.

García y su esposo Joe, que murió dos días después, llevaban casados más de 24 años. “Comenzaron su relación en la escuela secundaria”, dicen los obituarios de ambos.

El fondo colectivo GoFundMe creado para los García, indicó que Joe murió por una “emergencia médica” el 26 de mayo. En principio buscó recaudar 10.000 dólares, pero hasta ahora se llevan donados más de 2,78 millones.

“Realmente creo que Joe murió con el corazón roto y perdiendo al amor de su vida”, decía la página.

Los féretros cubiertos de flores fueron llevados a la Iglesia Católica del Sagrado Corazón de la localidad para una misa a la que asistió el secretario de Educación, Miguel Cardona. 

“Debemos unirnos como país en contra de este ciclo de violencia sin sentido”, escribió el funcionario en un comunicado.

Cinco víctimas, entre ellas dos niños, permanecían hospitalizadas el miércoles en la ciudad de San Antonio, según medios.

Los primeros funerales de los estudiantes muertos en el ataque se llevaron a cabo el martes. Mientras la comunidad lloraba a las víctimas, la ira se encendió por la respuesta demorada de la policía durante el incidente.

Tras intensas críticas, el director del Departamento de Seguridad Pública de Texas (DPS), Steven McCraw, admitió que fue una “decisión equivocada” esperar más de una hora para neutralizar el atacante.

Esta tragedia, la última de una epidemia de violencia con armas de fuego en Estados Unidos en los últimos años, ha provocado llamados desesperados de distintos sectores para que el Congreso apruebe leyes más estrictas sobre la venta y porte de armas de fuego.

El de Uvalde fue segundo ataque más letal contra un centro educativo desde el asesinato de 20 niños y seis adultos en la escuela primaria Sandy Hook, en Newtown, Connecticut, en 2012. 

Sin embargo, tras la matanza de Uvalde, hubo una docena de tiroteos con más de cuatro muertos reportados en todo el país el fin de semana largo del “Memorial Day” (Día de los Caídos).

Según el sitio web Gun Violence Archive, hubo al menos 132 muertes y 329 heridos por armas de fuego en todo el país desde el sábado 28 hasta el lunes 30 por la noche.

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